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viernes, 28 de marzo de 2014

Reseña de exposición fotográfica: Génesis


Cuando hablan de Sebastiao Salgado (1944, Brasil), lo hacen sobre uno de los mejores fotógrafos del mundo. No porque lo diga yo, sino personas cercanas al mundo de la fotografía que conocen su trayectoria por encima. 
Característico por sus fotos en blanco y negro, Salgado ya dejó con la boca abierta a muchos amantes de la fotografía con su exposición “Éxodo” (2000), en la que se centró en la figura del ser humano, tanto del norte como del sur del globo. De este modo, mostró su compromiso con la sociedad en forma de reportajes fotográficos documentales, una materia que ha adoptado Salgado.
Sin embargo, no fue su único proyecto enfocado al hombre. Su primera obra fue “Trabajadores” (1993) en la que plasmó las experiencia de los obreros de distintos puntos del mundo. De forma realmente artística y profesional demostró en los años 90 tener suficiente talento como para continuar dejando el mundo helado con sus exposiciones.
Su contacto con la naturaleza en Brasil es uno de los factores que ha influido en el trabajo de Salgado y que ha marcado su trayectoria, traduciéndose finalmente en “Génesis”, la actual exposición del artista sudamericano. Tras ocho años de expedición por el mundo, nos ha acercado a las ciudades un completo documental de animales, formaciones geológicas, efectos atmosféricos, hielo y civilizaciones remotas y realmente sorprendentes.
Tras recorrer la galería en la que se encuentra la exposición, tuve la sensación de ser diminuto ante un mundo espectacular y sin desperdicio. La idea de mostrarnos el mundo tal y como es desde el “principio” ha calado por completo entre los visitantes. Si quería sorprender lo ha conseguido.
La belleza de las fotografías es de tal manera que hay imágenes en las que no podemos crees que sea verdad lo que estamos viendo. Una sensación parecida a la que tenemos al visualizar las fotografías en las que vemos a las tribus con distintos elementos, en la cara o en su cuerpo, y que nos resulta tan ajeno como grande la simpatía que nos transmite.
La naturaleza es el gran protagonista de esta historia con la que Salgado vuelve a dar un golpe en la mesa para reivindicarse como uno de los mejores fotógrafos del mundo. La característica de plasmas escenas en blanco y negro hace que el significado de la imagen crezca, que veamos como se funden los objetos en unas mismas tonalidades, un ejemplo es ver como se camuflan algunas personas con los árboles tan solo por el cambio de color de la imagen.
Por otra parte, la gran nitidez con la que trabaja, hace que los detalles destaquen y podamos disfrutar de grandes escenas y con una calidad óptima. Los contrastes de claros y oscuros es también otra de las características llamativas de esta exposición.
En definitiva, nos encontramos ante un gran trabajo que una vez más deja huella en la historia de la fotografía. Esta vez ya no se trata de entender al ser humano, comprender sus trabajos y sus éxodos, se trata de entender la naturaleza tal y como se presentó desde el principio y concebir que solo el ser humano a través de la armonía con el entorno, no es capaz de destruir un mundo tan bonito como el que representa Salgado y como en el que vivimos.



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